Reviviendo tiempos y aromas de infancia. Ir a la panadería a hacer los hornazos con tu abuela, una panadería llena de mujeres peinando las hogazas amarillas, un horno abrasador de leña iluminando rostros sonrientes, serranas lozanas, esas manos que ayer trabajaban la tierra hoy son manos y brazos que trabajan las masas, bullicio, espera. Luego, la fiesta de ir a buscarlos, llevarlos a casa, en ese barreño de siempre, cubiertos con un paño pulcro, como tesoro en cofre.
Una ceremonia que se repetía y repite cada Semana Santa en La Alberca, pero me consta que es rito gastronómico desde tiempos seculares en otros municipios de la Sierra de Francia y en toda la provincia de Salamanca. Hoy, madre e hija confirman y arraigan esta tradición. Roscas y hornazos, soles que bendicen nuestro existir. Un canto a la vida, silencioso pero perenne. Viandas para agasajar a familiares y amigos, panes de la abundancia que tendrán que asentarse para alcanzar su plenitud de sabores y fragancias envolviendo las estancias de la casa albercana.
La vida sigue en la calle Prados: La Alberca, tradición de tradiciones, paisajes emocionales de ayer y de hoy.
De los textos y las fotos © Rosa Gómez Photo & Art, All rights reserved