LAS CASAS DEL CONDE, UN LUGAR PARTICULAR

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Desde niña, Las Casas del Conde me ha parecido un lugar particular, diferente, un mundo aparte, con ese nombre tan sugerente, que nos transporta a los cuentos de Hansel y Gretel. No sólo lo parece, también lo es: un lugar donde la sombra es más fresca, las fuentes lugar de sosiego y encuentros bajo las parras, un lugar donde el olor a mediterráneo todo lo embriaga, pues son en estas tierras donde se vendimian las mejores vides que darán su fruto a los mejores vinos de la Sierra de Francia.

No, no existen casas de chocolate aquí, tampoco de turrón, pero sí pervive todavía una interesante arquitectura popular serrana plena de elementos tan característicos que nos hacen viajar en el tiempo, entre maderas, óxidos, y cerraduras que esperan su llave. Zona granítica a la que no le faltan sus cruceros, sus rincones llenos de encanto, robledales y un río, el río Francia que aquí toma formas edénicas.

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Sin duda, una vez más estamos ante un lugar mágico, uno de tantos de los que atesora la Sierra de Francia, pero como suele ocurrir con los grandes tesoros, está aguardando a que lo descubras. No está escondido, te espera aquí, al sur de Salamanca, entre fértiles bancales bañados por luz cálida. Pueblo de gente intensa, pequeño de grandes historias.

© Rosa Gómez Photo & Art, All rights reserved  © Antropología Visual
Las imágenes pertenecen a la fiesta del Santo Cristo que se celebra los días 7, 8, 9 de agosto en las Casas del Conde, Salamanca.

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