Las personas son un motivo cambiante para la cámara, por las alteraciones en la expresión, la acción y sus gestos. La elección del instante apropiado y saber captarlo depende de nuestro juicio, capacidad de reacción y sensibilidad. El gran fotógrafo Henri Cartier-Bresson acuño la expresión el «momento decisivo» para describir esta cualidad clave en una fotografía.
Aunque el verano impone relajar las formas y buscar imágenes frescas y sencillas, en esta toma de una tarde estival de La Alberca, el efecto de claroscuro de la luz combinado con el color alegre de las ropas del turista y los geranios invitaba a tomar una foto, pero hacía falta algo más. Esperé sin tener nada en concreto en mente hasta que la madre y el niño que oteaba a lo lejos aparecieran en escena y su silueta se recortara en el fondo acentuando la profundidad y creando una escena más interesante, todo esto justo antes de que el modelo principal no apareciera partido ya que las piernas añaden además de estética, movimiento. Otro de los elementos que me interesaba resaltar era el patrón de las manos. La interpretación de esta fotografía os la dejo a vosotros, cada uno tendrá la suya.
Para mi siempre menos es más pero en este ocasión preferí sumar. Lo importante es una reacción rápida y la intuición, esto es, la reflexión técnica.
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